Daniel Sih es cofundador de Spacemakers, una empresa australiana de gestión del tiempo y productividad. También es el creador de EmailNinja, una solución de capacitación en línea sin bandeja de entrada para personas ocupadas. Puede leer su blog en www.spacemakers.com.au/blog/.
Cuando era joven, uno de mis profesores decía: “La práctica hace la perfección”.
Sugirió que si me volvía bueno en algo (deportes, carrera o conteo de cartas) entonces debería practicar, practicar, practicar.
Esto parecía lógico en ese momento. Quiero decir, ¿quién discutiría con el Sr. Robins?
Sin embargo, ahora me pregunto si esto no fue demasiado simplista.
¿La práctica por sí sola hace la perfección?
Práctica y deporte
Imagina esto. Eres jugador de tenis y al final de tu lección semanal te quedan quince minutos para trabajar tu servicio.
¿Cómo maximizarás tu tiempo?
Opción 1. Realiza tantos saques como sea posible en los próximos quince minutos. En otras palabras, practica una y otra vez, haciendo más.
Opción 2. Realiza solo unos pocos servicios y luego dedica el resto del tiempo a analizar y pensar en tu tiro.
Ambos enfoques requieren la misma cantidad de tiempo.
Ambos son lógicos.
Pero, ¿qué enfoque maximizará el servicio de Federer en ese importante partido?
Seas o no aficionado al tenis, este dilema es sorprendentemente común. Apuesto a que te encuentras con esto todos los días en el trabajo y la vida.
Practica y trabaja
¿Te suena esto familiar?
Son las 8 de la mañana del lunes y ha comenzado otra semana.
Tu calendario está lleno de reuniones. Se avecina una gran fecha límite. Y ya han llegado muchos correos electrónicos nuevos a su bandeja de entrada.
¿Cuál es la mejor manera de utilizar tu tiempo?
¿Te sumerges y haces todo el trabajo posible? ¿O te tomarás una hora para reflexionar sobre tus prioridades y planificar tu semana?
Este es el momento de elección.
Cuando el tiempo es limitado, la mayoría de las personas tienden a dejar de pensar y planificar en su calendario para completar tantas tareas como sea posible. Según este estudio finlandés realizado entre 1.500 empleados, el 70% de los empleados no planifica su semana.
Sin embargo, como el tenista que practica una y otra vez sin pensar, ¿es ésta realmente la mejor manera de trabajar?
¿La práctica realmente hace la perfección?
Cuando tienes poco tiempo, ¿es mejor a) realizar múltiples tareas ob) reflexionar sobre tu trabajo antes de actuar?
En 2014, un equipo de investigación de Harvard, dirigido por Giada Di Stefano, abordó esta cuestión. Reclutaron personas para completar diferentes acertijos matemáticos y recompensaron económicamente a quienes lograron los mejores resultados.
Para prepararse para este experimento, a cada participante se le dio la oportunidad de elegir:
- Practica muchos acertijos durante 3 minutos.
- Haga un rompecabezas y luego dedique 3 minutos a pensar y reflexionar sobre su desempeño.
La práctica hace la perfección, ¿verdad? Bueno, parece que la mayoría de la gente piensa que sí: el 82% optó por practicar tantos acertijos como fuera posible, mientras que sólo el 18% cambió el tiempo de práctica por la oportunidad de pensar.
¿Y los resultados?
Pensar + Hacer (18%) superó al resto de la audiencia, sin lugar a dudas.
“Si a los individuos se les da a elegir entre reflexionar o practicar, prefieren dedicar su tiempo a adquirir más experiencia con la tarea, en detrimento de su propio aprendizaje”. Grupo de Investigación HBR
Hacer mucha tarea o hacer ejercicio puede resultar más productivo porque da la sensación de que estás avanzando.
Pero detenerse a pensar, como complemento al hacer, conduce a resultados mucho mejores.
¿Demasiado ocupado para pensar?
“Estoy demasiado ocupado para planificar mi semana. Sé que es importante, pero no encuentro el tiempo”.
¿Alguna vez lo habías pensado antes?
Como asesor de productividad, me encuentro con líderes y gerentes de todos los niveles que luchan por detenerse y pensar. Se sienten presionados todos los días y por eso responden haciendo más y más.
Esto puede parecer productivo, pero a la larga es contraproducente.
Como el tenista que hace una pausa para analizar su servicio, o el genio de las matemáticas que resuelve un acertijo, los mejores triunfadores en el trabajo y en la vida son aquellos que priorizan el tiempo para el pensamiento intencional.
Se alimentan de ideas. Se paran a pensar. Y tienen mejores resultados en la vida.
Desarrolla nuevos hábitos para el pensamiento intencional.
Como esposo, padre y empresario, me tomo esta idea muy en serio. Juegos gratis para movil
Constantemente miro el tiempo en mi calendario para pensar, planificar y actualizar. Considero estos tiempos muy importantes y preciosos para mí.
Aquí hay seis hábitos diarios, semanales y anuales que he desarrollado y que me dan más espacio.
1. Ejercicio diario. Las investigaciones muestran que el ejercicio te hace más inteligente, más alerta y más capaz de aprender cosas nuevas. Literalmente hace crecer su cerebro al maximizar su salud. Elijo intencionalmente formas de ejercicio que maximizan mi capacidad de pensar. Estos incluyen ir en bicicleta al trabajo (visualizar mi día con anticipación), nadar (contar el tiempo, no las vueltas, para poder pensar) y hacer ejercicio en el gimnasio (escuchar podcasts para aprender cosas nuevas). Al comenzar cada día con actividad, comienzo el día sintiéndome fresco, concentrado y claro en mis prioridades diarias.
2. MIT diario . Esto significa actividades más importantes. Todas las mañanas hago un miniplan (10 minutos) para revisar mi lista de tareas pendientes, mi carpeta de acciones de correo electrónico y mi calendario, para determinar mis 3 tareas más importantes del día. No tienen por qué ser tareas grandes, sólo importantes. Para mí, este hábito funciona como un mini retiro antes de consultar el correo electrónico. Puedo pensar en lo que estoy haciendo y descubrir lo que necesito lograr hoy, todo antes de que llegue la tormenta.
3. Planificación semanal de la lista de tareas pendientes . Todos los domingos por la noche planifico mi semana. Reviso mi calendario, actualizo mi lista de tareas pendientes, determino y luego planifico mis tareas prioritarias para la semana. Este ritmo me asegura que soy intencional y proactivo en la forma en que abordo mi vida. Me obliga a planificar el siguiente paso en cualquier proyecto difícil de avanzar. Me ayuda a mantenerme organizado y a sentirme más en control. No necesariamente hago ninguna actividad durante este tiempo; es solo un espacio para pensar, planificar y aclarar mis prioridades para la próxima semana.
4. Desintoxicación digital semanal. Todos los sábados dejo las herramientas y me hago una desintoxicación digital. Me desconecto intencionalmente de mis dispositivos (teléfono inteligente, iPad, computadora portátil, etc.) para encontrar espacio para volver a conectarme. Cada vez que me desconecto de la tecnología por un día, encuentro que entro a la semana renovado y recargado. Me siento menos ocupado y pienso con más claridad. Lea más, por eso termino cada semana con una desintoxicación digital.
5. Retiros silenciosos. Una vez por trimestre, cada verano, otoño, invierno y primavera, dedico un día entero a practicar el pensamiento contemplativo. Durante este tiempo camino por la playa y pienso en cualquier cosa que esté pasando y que me llame la atención en ese momento. A veces tomo un café en el bar de abajo en silencio. También camino por un jardín (que alquilo por un día) con mi diario y reflexiono sobre dónde he estado, dónde estoy ahora y dónde quiero estar. Esto me ayuda a recalibrar, aclarar mis objetivos y desbloquear desafíos u oportunidades en mi vida.
6. Vacaciones familiares. En principio reservo vacaciones antes que trabajo. Por ejemplo, empiezo cada año reservando al menos dos retiros familiares antes de que cualquier cliente reciba una cita en mi calendario. Después de cinco años, estos retiros se han convertido en una costumbre. Mi familia alquila una hermosa cabaña junto al mar, rodeada de vacas y arbustos. Mi mente se calma mientras enciendo un fuego de leña, me relajo en un baño al aire libre, camino por la playa o juego al escondite con mis hijos… todo sin acceso a Internet. Es genial para mi familia y genial para mí. La rutina me ayuda a frenar y pensar.
¡Deja de hacer y empieza a pensar!
Pensar y reflexionar no son un aperitivo que acompaña a la comida principal. En realidad es carne y patatas.
Incluso las personas más ocupadas son más productivas cuando reservan espacio en su agenda para detenerse y pensar.
La investigación lo demuestra. La experiencia lo confirma.
Práctica + Pensamiento = Perfecto
Tómate el tiempo para pensar y reflexionar antes de empezar a hacer y crearás un espacio para ser productivo.
Pregunta: ¡Cuéntanos sobre tus hábitos de pensamiento intencional!
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2025-01-06
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